Argumento
Recuerdo con claridad la emoción de asistir al estreno de esta película en el cine. En aquel entonces, y aún hoy, confieso ser más inocente de lo que aparento, manteniendo viva la ilusión infantil de creer en el Ratoncito Pérez. ¿Y por qué no hacerlo? Creo firmemente que la fe y la imaginación son fundamentales para la felicidad; son ingredientes esenciales de la vida. Había leído que para esta producción se habían construido unos decorados colosales, inspirados en la obra de Gaudí, en una playa de Estados Unidos.
Los propios actores confesaron sentir cierto temor al adentrarse en aquellos tenebrosos escenarios. Como gran admirador de "Speed 2", esperaba con ansias una película de terror que me hiciera pasar un buen susto. Sin embargo, la realidad superó con creces mis expectativas, pero no de la manera que hubiera deseado. Lo que encontré en el cine fue una película aburrida, carente de sentido, emoción y alma. Resulta sorprendente que una producción de tal envergadura, con un presupuesto de 80 millones de dólares y un reparto de renombre, apenas lograra recuperar su inversión. En Hollywood, esto se considera un fracaso. La película es tan decepcionante como los decorados que la sustentan. Ver a Catherine Zeta-Jones intentando seducir resulta ridículo y forzado. La otra protagonista, con ese camisón tan vulgar, resulta irritante. Liam Neeson parece perdido en un papel tan pobre y carente de profundidad, mientras que Owen Wilson ofrece una actuación intragable. El reparto, en su conjunto, es uno de los peores que recuerdo. Pero el problema no radica únicamente en las interpretaciones, sino también en los personajes, creados por David Self. Son figuras planas y unidimensionales, incapaces de generar empatía en el espectador. Y si las actuaciones y los personajes son decepcionantes, el tono general de la película lo es aún más. ¿Era una película dirigida a un público infantil? Así lo parece, pues el guion es tan simple y carente de profundidad como el encefalograma de una almeja. Los fantasmas resultan ridículos, especialmente el enorme y feo espectro que parece sacado de un cuento infantil. Y los fantasmas de los niños, con su apariencia angelical, no hacen más que empeorar las cosas. Lo más lamentable es que esta película haya desvirtuado por completo la esencia de la obra original, una película seria y aterradora. En su lugar, tenemos una producción edulcorada y carente de cualquier atisbo de terror. Se rumorea que Steven Spielberg, descontento con el resultado final, realizó algunos cambios en el montaje. Si esto es cierto, y si lo mejor que pudo hacer fue lo que finalmente se estrenó, da una idea de lo mal que debió ser la versión original.
Es una pena que una producción con tantos recursos haya resultado en un producto tan mediocre. Imaginen si esta película hubiera sido dirigida por los creadores del remake de "The Ring". Sin duda, habría sido una obra maestra del terror. Uno de los momentos más irritantes es cuando las actrices simulan echar vaho por la boca debido al frío. Este efecto especial, generado por ordenador, resulta poco creíble y se repite constantemente. En una época pasada, habrían construido un escenario refrigerado para lograr un efecto más realista. En conclusión, esta película es un producto simple, confuso e infantil, muy lejos de ser una obra de terror. Es una de las mayores decepciones que he experimentado en el cine.
Imagenes
0 Comentarios