El director Robert
Fuest apenas da tiempo de pensar porque la acción en The Devil's Rain comienza veloz
en una noche lúgubre y lluviosa en la que la señora Preston tienen un mal
presentimiento respecto al paradero de su esposo Steve. El argumento va de un
grupo de locos dirigidos por Ernest Borgnine los que infunden terror a la
familia protagonista de la película. Cuando la madre es secuestrada, el primer
hijo interpretado por William Shatner acude en su rescate a un viejo pueblo
fantasma donde deberá medir la fe de un viejo amuleto y su pistola contra la fe
satanista de don Ernest y sus acólitos ciegos. Cuando fracasa, el segundo hijo
(Tom Skerrit) y su novia dotada de poderes de precognición (Joan Prather),
llegan al pueblo para desentrañar el paradero de su familia. El Dr. Richards
(un septuagenario pero dinámico Eddie Albert) descubre que los satanistas están
buscando un viejo libro de actas con los nombres de todas aquellas almas que
han sido coptadas por del Innombrable. Uno de los acólitos (John Travolta, en
su debut cinematográfico) encuentra el libro y se lo entrega a su amo, de
manera que el poder negociador del doctor disminuye sensiblemente. ¿Quién se
animará a embromar el poder demoníaco de Ernest, enfundado en una túnica roja y
con cuernos de macho cabrío? La rienda directorial de Robert Fuest y el elenco
reunido (incluido el gran Claudio Brook en un personaje de flashback) promueven
unas aspiraciones que, a fin de cuentas, el trámite narrativo y la lógica
interna de los personajes no llegan a concretar. Aún así es valioso destacar
que el film arranca sin mucho prólogo, con el planteamiento de un clímax y los
personajes que se manifiestan a través de sus decisiones en una situación
límite. También se destacan un par de diálogos interesantes entre Shatner y
Borgnine, el clima pesadillesco del pueblo con el siseante y lejano lamento de
los acólitos y la ponzoñosa presencia maléfica de Borgnine
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